[:es]Satsang Nov. 2017
En el proceso de la autoestima, hay un aspecto que es el respeto propio. El valor que nos damos, en lo que somos, en lo que hacemos, en lo que sabemos y en como lo expresamos, son aspectos que generalmente contemplamos para hacer un apreciación de nuestro valor personal. Esta evaluación, sin embargo, es limitada y es inconsistente. La estimación de nuestro valor personal basado en estas premisas solo traerá más inseguridad, competición y estancamiento.
Contemplemos ahora otra proyección de nuestros procesos interiores, especialmente los que vienen de nuestras dinámicas subconscientes y de las lecciones que hemos diseñado para aprender el proceso de humildad.
Entre los 25 y los 35 años, el proceso de revelación de nuestro destino se manifiesta con experiencias muy fuertes, están más presentes, y es en ese lapso de tiempo donde uno se encuentra actuando y viviendo experiencias, qué tal vez no estén de acuerdo con nuestra mentalidad o moralidad social, política o religiosa. Generalmente a esta edad, hay un desafío [reto] que nos muestra una parte del subconsciente. Puede ser una etapa de transición, un divorcio, una muerte, un nuevo amante, un cambio de lugar o simplemente una revelación de quien realmente somos.
La fuerza de estas experiencias nos pone frente a frente a un reto interno que nos invita a tomar una posición mas madura y mas real.
Tenemos que comprender que estas experiencias son un punto de crecimiento. A veces, por no darnos el tiempo o por no tener un maestro adecuado, estas lecciones se quedan atoradas en ciertas partes del cuerpo, en ciertos chakras, y más que todo, en la membrana que cubre y protege los órganos del cuerpo. Esta membrana es como un saco que abraza en un estuche de amor a los órganos internos. La experiencia se queda atrapada en la membrana, en un estado de tensión.
A través del juicio, la culpa, la vergüenza o el miedo, la energía de la experiencia se queda estancada y conteniendo una gran fuerza que desea ser reconocida y liberada. Esa parte que no está siendo honrada no se siente parte de la totalidad del ser, y no está contribuyendo a un respeto interior, a una autoestima, a un valor real.
Consideremos ahora sobre que el valor real está basada en un respeto, y que ese respeto tiene 3 aspectos:
- Tú no eres las experiencias
Honrar las experiencias de nuestro pasado, es parte de nuestra cosmología consciente o subconsciente, ya que de una manera u otra son parte de nuestro crecimiento.
Reflexionemos sobre qué hacemos generalmente con las experiencias que son fuertes; lo que hacemos es que en vez de aceptarlas, nos identificamos y concluimos que hemos hecho algo mal; que somos malos y que por consiguiente, se tiene que imponer un castigo, o se tiene que comprobar que no somos malos. Es así que nace una cadena de pensamientos interiores y hechos exteriores que nos sacan de nuestro centro natural.
La solución frente a nuestras experiencias que no están resueltas a nivel psicológico – aquellas que guardamos con gran secreto – , es de ver con claridad la realidad de la lección. Es traer a la luz todos los componentes mentales, emocionales y físicos de la experiencia.
En este proceso hay que desmembrar la experiencia (por ejemplo, “yo viví esto o aquello”) con, “yo no soy la experiencia”. Las experiencias son un punto de crecimiento, pero tú no eres las experiencias.
Las experiencias buenas, malas, felices o infelices no definen el estado natural de nuestra bondad, el cual no es ni tocado ni definido por ninguna experiencia. El estado de bondad interior, el mas profundo, el que en realidad eres tú, está mas allá de las experiencias.
Es un error concluir que nuestras experiencias definen nuestro valor o nuestro ser verdadero. Al darnos cuenta de este hecho hay una relajación y claridad interior: Tú vives tus experiencias pero tú no eres las experiencias. En esa libertad, la expresión propia puede florecer para definir el valor del ser, sin tomar en cuenta los resultados de las acciones.
Si observamos una posición de terquedad en mantener nuestras culpas e inferioridades, tenemos que concluir que estamos enraizados en una sumisión, en un ego destructivo que busca no sólo destruirnos, sino destruir a otros.
Es aquí donde el compromiso personal tiene que ser fortificado diariamente y las tendencias destructivas abandonadas, a través de la fuerza de la concentración y deseo de libertad personal.
- Obedece lo que sabes
El segundo aspecto es obedecer a la voz interna, aquella que nos guía, en lo que tenemos que hacer o decir.
Cuando nos relajamos un poco, las experiencias atoradas emergen con una voz que te pide aceptación y tal vez una acción. Cuando obedeces lo que sabes en el momento presente, entablamos una conexión de sanación y honradez. Sino, empezamos a oprimir aún más estos tejidos, a esa voz que quiere decirte algo, la posponemos, le damos excusas, la manipulamos y en esta falta de obediencia interior estamos contribuyendo al des- respeto y a la disminución de nuestra auto estima.
Cuando obedecemos esa voz, generalmente nos pide cruzar nuestros límites impuestos y sobrepasar nuestra vergüenza y miedos. Al hacerlo se abre una gran fuerza, un brío, una seguridad y una proyección firme hacia el futuro.
- Proyecta tus cualidades
El Tercer aspecto del respeto, tiene que ver con la capacidad de proyectar tus atributos, tus dones, a una realidad concreta.
Aquí, tú proyectas un oficio, tus dones en el tiempo, tienes una visión, tienes un reto, tienes una inspiración y tu fuerza tiene una dirección y una expresión. Esto te da satisfacción, te da seguridad, te comprueba y te pone frente a tus capacidades.
Es en este aspecto donde se comprueba de una manera real tus potenciales. Aquí los puedes ver y palpar, y es tu esfuerzo el que te muestra tu valor. Te da satisfacción y energía.
Proyectar tu fuerza, tiene que ver con un compromiso. Tu compromiso hacia la vida, hacia expresarte en la vida y hacia el amor que proyectas en cada acción diaria. En este aspecto tenemos que aclarar que el compromiso está dirigido hacia nuestro desarrollo personal.
No se trata de es comprometernos a trabajar como esclavos o dar nuestro corazón a otros; se trata de un reconocimiento de nuestros dones y de una aplicación constante sobre nuestra realidad interior.
Estos 3 componentes: honorar las experiencias pasadas, obedecer el presente y proyectar tus dones en el futuro, arma un paquete de auto-respeto que abraza a todos los órganos interiores. Es entonces cuando los órganos interiores tienen una armonía, y se sienten cubiertos, se sienten protegidos, se sienten valorados, se sienten considerados. De ahí proviene una sensación de autoestima de auto valor que nadie puede robar.
Ahora, tomemos un ejemplo: todos y cada uno de nosotros tiene unas experiencias que no son honorables, que son parte de nuestro crecimiento, de nuestra expresión subconsciente, de nuestro yo aniñado, de nuestra rebeldía, y que son o son parte de nuestras exploraciones. Entonces, cuando hacemos un perdón, cuando les damos permiso de existir a esas parte, uno se relaja, uno ya no tiene esa batalla.
Ustedes no se pueden imaginar la cantidad de energía que se gasta en tratar de ocultar o tratar de poner esas experiencias en un hueco. El estrés es tremendo, especialmente si se está con otras personas. Es como el ladrón que se tortura más por haber robado que por el robo en sí. Entonces, eso afecta el flujo de energía en ciertos chakras, como ya les explicaba.
Puede ser algo relacionado con una experiencia donde se ha abusado una posición de poder, pueden ser experiencias sexuales, puede ser algo que se dijo en momentos de ira, puede ser una culpa de pensar que se hirió a alguien etc. Cada uno de estos aspectos necesita energía para expresarse y esa energía, esa fuerza viene de cierta chakra.
Por ejemplo, si es una experiencia relacionada con una culpa sexual, es el segundo chakra el que está en tensión, y la que te va pedir revisar y des-identificarte con la experiencia. Ese chakra no solamente te va a pedir que honres esa experiencia, sino que corrijas el concepto o la interpretación que le has impuesto.
Otro ejemplo: en momentos de rebeldía en la adolescencia, donde hay un afloramiento de una expresión individual, sexual o creativa, generalmente estas expresiones no están de acuerdo con generaciones pasadas, ya que el rol de los adolescentes es tratar de regenerar el clan, de dar una nueva evaluación que promueve la evolución humana. El adolescente que se ha resentido, no puede expresar 100% su inspiración. Esa parte no expresada buscará medios de expresión.
Entre más se suprime la inspiración, más perversa es la expresión. Esta parte que no está completa, te persigue, y te perseguirá, una vida después de otra, y después de la otra, hasta que simplemente la honres. Y si es algo grave y real, (como matar a alguien) hay que hacer un acto de compensación, que tienes que hacerle a la vida, al clan, o a la persona en cuestión.
Un acto de compensación quiere decir reconocer que has abusado algo, que reconoces tus motivos como incorrectos y que das algo de vuelta como una demostración de humildad. Es como cuando pedimos excusas mandando unas flores: es más válido honrar, permitir, perdonar esa experiencia porque tú no eres eso, es parte de estar y de vivir en la tierra.
Para resumir; la autoestima es el valor personal que tú te das. Ese valor está determinado por cierto respeto. El respeto tiene 3 aspectos;
- honorar el pasado,
- obedecer el presente y
- proyectar tus dones en el futuro sin imitar a alguien.
Tengo que aclarar esto: sin repetir o copiar a alguien, tiene que ser una expresión autentica, es una expresión única tuya, es un reto personal. Es una expresión personal que no tiene ningún punto de referencia con otra persona o con otro sistema. Esto es también importante.
Entonces estos 3 aspectos componen un auto respeto, una autoestima y un valor que protege específicamente a los órganos internos, y dan una fuerza inmensurable y una expresión autentica, la cual contribuye a la evolución humana.
A nivel espiritual, hay que abrir el espacio de contemplación donde apreciamos que la valuación que damos a nuestro valor personal es el mismo valor que le damos a la creación y al creador. Y nos damos cuenta que todas las partes de nuestro ser están movidos, inspirados y dirigidos por la inteligencia divina, y que todos somos parte de ella, sin exception.
Transcrito por Alvaro Sánchez, editado por Radha Hindi.
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