[:es]La mente está en constante ansiedad.

Cuando entendemos que la mente tiene una profunda angustia existencial, podemos empezar a relajarnos en esa tensión fundamental que no se puede resolver. Tenemos que saber y señalar en nuestro proceso de auto-realización, qué dejar solo a fin de aliviar esos esfuerzos internos y conversaciones que nos pueden hacer ir a esos lazos infinitos.

La mente es una trampa intermedia.

La mente es un puente entre la forma concreta y la parte infinita de nosotros. Es un pasaje entre lo visible y lo invisible, entre la vida y la muerte, entre el cuerpo y el espíritu. Por lo tanto, no tiene ningún fundamento real para subirnos a ella, es solo un puente, un medio, una existencia transitoria inestable. En el fondo sabemos y tenemos una ansiedad principal básica que la mente nos ofrece. La mente está tensa y seguirá estando tensa porque el vínculo siempre se extiende a cada una de las partes, el cuerpo y el no cuerpo tienen una gravedad, una atracción, y la mente está atrapada en eso, está en medio de lo material y lo no-material.

La mente es un puente misterioso que une estas realidades contradictorias y complementarias.

La mente siempre está en una paradoja, no importa cuán ignorante o en que negación estás de cualquier realidad, tú siempre estás en constante negociación a través de tu mente con esta tensión interna.

La mente no sabe quién es él o ella.

Otros aspecto que necesitamos entender acerca de la mente es que no es una algo definitivo de nosotros. La mente es un proceso, siempre está cambiando, está influenciada por el entorno interno y externo. Es un flujo entre el pasado y el futuro, un pasado que está empujando con cierta espera y un futuro que no ha llegado todavía. Este movimiento interno es lo que llamamos mente y produce tanta tensión que no somos capaces de descansar tranquilamente sin hacer nada y simplemente observar y ser testigos de este juego de ping pong. Estamos tan desesperadamente atrapados en este juego que usamos los sentidos para conseguir distraernos, aburrirnos y estar lejos de lo interno. Luchamos fuerte para no estar conscientes de ello, preferimos desgastar nuestra energía en ser sobrevivientes y en vanos placeres para disipar esa falta de identidad interna.

Tú naces sin la mente.

La mente es adquirida, es adoptada, enseñada, condicionada por la sociedad, por otros para un determinado propósito. Nuestra mente se convierte en la mente de otros, el pasado de otros que nos remueven de la vida, del presente y nos colocan en un marco ortodoxo de la existencia. Nuestra mente es siempre vieja y la vida es nueva y fresca, ésta es otra tensión interna que necesitamos observar.

Trabajar con la mente no tiene sentido.

El único camino para saltar sobre estas tensiones internas y no resueltas, es trascender la mente misma.

Es un difícil y arduo trabajo porque tenemos que dejar la mente detrás de todo, necesitamos ir más allá y dejar la mente tal como es, sin tocarla.

Es como si estuviéramos en una relación que nos ofrece abuso e infelicidad, podemos tratar de resolver muchos factores que causan el sufrimiento, podemos torcer nuestras personalidades, emociones y conductas, pero si la relación no nos da un cambio básico, es mejor dejarla atrás y movernos. Lo mismo tenemos que hacer con la mente. No hay manera de acomodarnos a estas tensiones internas, es mejor dejarlas atrás. Para empezar siéntate 10 minutos en meditación y busca ese cielo abierto que ha estado esperando por nosotros.

 

 

 

 

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